
CREENCIAS
FUNDAMENTALES
DIOS EL PADRE
"Creo en Dios,"
El credo comienza con una simple afirmación de fe en Dios. Las siguientes tres secciones describen a las tres personas de este único Dios.
"Dios el Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra."
La primera persona de la Trinidad es la que Jesús nos reveló como “el Padre.” Dios no es una entidad espiritual remota e incomprensible. Más bien, Dios es nuestro amoroso y poderoso Padre celestial. En contraste con otras ideologías sobre el origen del mundo, profesamos que Dios creó el cielo y la tierra y todo lo que hay en ellos. Esta profesión afirma la bondad de la creación y le otorga significado y propósito.
Además, todo lo que es bueno y bello señala a un Dios Creador. Así, todos los seres humanos pueden conocer algo acerca de Dios a través de lo que la creación revela.
DIOS EL HIJO
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por el Espíritu Santo y nació de la virgen María. Padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, murió y fue sepultado; descendió al infierno. Al tercer día resucitó de entre los muertos. Subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos."
Afirmamos que Jesús de Nazaret, aunque nació de una mujer, era más que un ser humano; en realidad, era el Hijo de Dios y, por lo tanto, también Dios mismo.
Como el Cristo, Jesús cumplió todas las profecías del Antiguo Testamento sobre un Mesías que redimiría al pueblo de Dios. La vida, muerte y resurrección de Jesús están fundamentadas en hechos históricos.
Después de completar su obra redentora en la tierra, Jesús tomó su lugar en el cielo como Señor de todas las cosas. Vendrá nuevamente para hacer nuevas todas las cosas.
DIOS EL ESPÍRITU SANTO
"Creo en el Espíritu Santo, la santa iglesia católica*, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén."
(*es decir, la iglesia cristiana universal de todos los tiempos y lugares)
Cuando Jesús ascendió corporalmente al cielo, prometió a sus discípulos un consolador, una fuente de poder que los "guiaría a toda verdad." Este don fue el Espíritu Santo. Desde entonces, el Espíritu Santo ha habitado y fortalecido al pueblo de Dios.
El Espíritu Santo es la presencia y el poder de Dios con nosotros aquí y ahora, guiando a la iglesia, uniendo al pueblo de Dios, aplicando el perdón de Dios a nuestras vidas rotas, hablándonos y motivándonos, tanto individual como colectivamente, a vivir de manera piadosa.